lunes, 17 de julio de 2017

TAIJI CONTRA LAS CAÍDAS

  • En España, un tercio de las personas mayores se cae cada año
  • Los ejercicios de equilibrio pueden evitar estos episodios hasta un 19%
Las nuevas guías de las Sociedades Americana y Británica de Gerontología incluyen, por primera vez, el taiji como recomendación para prevenir las caídas entre la población mayor. Así lo confirma un informe publicado en 'Journal of the American Geriatrics Society'.

"Estos episodios son uno de los problemas de salud más comunes en este segmento de la población, causan deterioro funcional y, por lo tanto, pérdida de independencia", afirma Mary Tinetti, principal autora de este trabajo, de la Universidad de Yale (EEUU). Por esta razón, subraya su equipo, "es importante desarrollar intervenciones para prevenir, en la medida de lo posible, el riesgo de caídas en personas de edad avanzada".

"El taiji consiste en realizar movimientos lentos y rítmicos que requieren rotación del tronco, desplazamiento dinámico del peso y la coordinación entre los movimientos de las extremidades superiores e inferiores. Esto mejora el equilibrio y ayuda a reducir el riesgo de caídas", señala Monserrat Lázaro del Nogal, coordinadora de la unidad de caídas del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), quien, además, publicó un estudio en 2009 en 'Medicina Clínica', en el que recuerda que "los programas de ejercicio eficaces son el taiji, el entrenamiento del equilibrio y de la marcha y el trabajo de la fuerza, que pueden llegar a reducir las caídas un 19%".

Miedo a las caídas.

Según las nuevas directrices, los médicos y el personal sanitario deben identificar a aquellos pacientes mayores con alto riesgo de caída. Esto se consigue evaluando los antecedentes de caídas en el último año, la presencia de barreras físicas en el domicilio, enfermedades invalidantes, sospecha de malnutrición, valoración del equilibrio, de la visión, la audición y el consumo de fármacos. Las últimas guías proponen analizar, además, otros aspectos como el calzado que se usa, el estado de los pies, el miedo a caerse, la habilidad para llevar a cabo actividades diarias... "Si los pacientes tienen los músculos débiles, un equilibrio pobre o baja tensión arterial, deberían recibir recomendaciones de prevención", apuntan los expertos.

"Está claro que estos episodios son un problema relevante en la geriatría, pero hemos observado que descienden en zonas donde la prevención está integrada en la práctica clínica diaria", concluye el panel de expertos encargados de realizar este informe, basado en la literatura científica publicada desde 2001 hasta 2009.

En España, según la doctora Lázaro del Nogal, aproximadamente un tercio de las personas mayores se cae cada año y a cerca de la mitad de ellas le ocurre más de una vez. "Es fundamental elaborar, consolidar y difundir protocolos detallados de evaluación clínica y tratamiento para los grupos de población con riesgo de caídas".

FUENTE: El Mundo. By Laura Tardón | Madrid Actualizado jueves 13/01/2011 10:22 horas


lunes, 10 de julio de 2017

I CURSO QI GONG CANGAS DE ONÍS


El sábado 8 de Julio se celebró, en el Centro de Entrenamiento Funcional Empa-t de Cangas de Onís, un Curso de Qi Gong para la Salud (Ba Duan Jin) impartido por Andrés López, Delegado del Departamento Nacional de Taiji Quan FEK para Asturias.

Muchas gracias a todos los asistentes, que esperamos que hayan disfrutado de la experiencia.

Muchas gracias a EMPA-T por haber confiado en nosotros y permitirnos difundir nuestro arte.
 
Cartel: Vanesa Miranda Fernández

miércoles, 5 de julio de 2017

EL TAIJI PREVIENE LAS CAÍDAS EN EL ANCIANO INSTITUCIONALIZADO

La práctica del Taiji previene las caídas en el Anciano Institucionalizado: Un Ensayo Clínico

Beatriz Valero Serrano, Pablo Franquelo Morales, Félix González Martínez,
Javier de León Belmar, José Luis Quijada Rodríguez
Hospital Virgen de la Luz, Cuenca.

Revista Clínica de Medicina de Familia vol.3 no.1 Albacete feb. 2010
Versión impresa ISSN 1699-695X


RESUMEN
  • Objetivo: Determinar si la práctica de dos horas de Taiji semanal durante 9 meses disminuye el riesgo de caídas en ancianos de edad igual o superior a 65 años que viven institucionalizados. 
  • Diseño: Ensayo clínico con aleatorización por grupos sin cegamiento. 
  • Emplazamiento: Dos residencias de ancianos de la ciudad de Cuenca. 
  • Participantes: Un total de 94 ancianos institucionalizados, de entre 65 y 90 años. Grupo control de 43 y grupo de intervención de 51 practicantes de Taiji. 
  • Mediciones principales: Mediante entrevista semanal, realizada por uno de los investigadores, se recogieron como eventos principales el número de caídas, número de fracturas, número de tropiezos y pérdidas de equilibrio. 
  • Resultados: La incidencia de caídas en el grupo de Taiji fue del 13,7% y en el grupo control del 32,5% (p < 0,03); Razón de Riesgo [RR] = 0,42, lo que supone una Reducción de Riesgo (RAR) del 18,8%. Como resultado de estas caídas, 5 ancianos de los controles (11,6%) sufrieron fracturas óseas y ninguna en el grupo de Taiji (p < 0,02). Encontramos diferencias estadísticamente significativas en cuanto al número de tropiezos, 16 en el grupo de Taiji (31,3%) y 49 en los controles (113,9%) (p<0,04; RR = 0,28; RAR = 0,826). Igualmente las diferencias en el número de pérdidas de equilibrio fue significativa, 12 en el grupo de Taiji (23,5%) y 37 en el grupo control (86%) (p < 0,02; RR = 0,27; RAR = 0,625). 
  • Conclusiones: La práctica regular de Taiji probablemente disminuye el número de caídas, la incidencia de fracturas, el número de tropiezos y las pérdidas de equilibrio en pacientes ancianos institucionalizados.

Palabras clave: Taiji, Accidentes por Caídas, Anciano.

INTRODUCCIÓN

Las caídas en los ancianos constituyen un problema de salud pública, siendo una de las principales causas de lesión, incapacidad y muerte, además de un indicador para la detección del anciano frágil (personas mayores que por su situación física, psíquica, funcional o social se encuentran en un equilibrio inestable, presentando una gran probabilidad de sufrir dependencia o institucionalización).

Se estima que el 30% de las personas de más de 65 años sufre al menos una caída al año, siendo este porcentaje mayor en los ancianos institucionalizados, hasta un 50%. En la mitad de los casos las caídas son recurrentes y al menos el 20% requiere asistencia médica. La dependencia de otros y el miedo a caer de nuevo, son las principales consecuencias psicológicas. Así, en el "Síndrome Postcaída", que aparece en ancianos con caídas de repetición, el miedo a caerse de nuevo puede llegar a incapacitarles posteriormente para la marcha.

Estudios observacionales han relacionado las caídas con alteraciones en la marcha, equilibrio y postura, alteraciones cognitivas, visuales, auditivas, disminución de la fuerza muscular, anormalidades articulares, el uso de cuatro o más medicamentos, síntomas depresivos, síncopes e hipotensión ortostática entre otros, mostrando un incremento de la probabilidad de caída a medida que se suman los factores de riesgo.

Actualmente existe un interés creciente en evaluar intervenciones que disminuyan la incidencia de caídas, como el ejercicio físico, que ha demostrado beneficios para la salud física, psicológica y psicosocial. El Taiji ha sido practicado desde hace siglos en las culturas orientales como ejercicio físico para mejorar el equilibrio y la percepción del esquema corporal, y recientemente se ha incrementado su práctica en la población anciana occidental. Actualmente, existen estudios que demuestran una evidente mejora en el equilibrio, estabilidad postural, función cardiorrespiratoria, presión sanguínea, capacidad aeróbica, fuerza, flexibilidad y un mejor estado físico, mental y psico-social en los sujetos que lo practican.

Los ancianos institucionalizados presentan un mayor riesgo de caída, sin embargo, la mayoría de los estudios diseñados para prevenir las caídas han tomado como muestras ancianos que viven en la comunidad y que no cumplen criterios de fragilidad. Nuestro objetivo es determinar si la práctica regular de Taiji en ancianos institucionalizados provoca una disminución en el número de caídas o bien en la gravedad de éstas.

MATERIAL Y MÉTODO

El ensayo clínico se desarrolló con 102 ancianos institucionalizados en dos residencias de ancianos en la ciudad de Cuenca. Ocho sujetos no cumplieron los criterios de inclusión. Se realizó una aleatorización por grupos, asignando de forma aleatoria el grupo de intervención (Taiji) a una de las residencias y el control a otra. No se realizó aleatorización individual. El tamaño muestral fue calculado teniendo en cuenta un error alfa de 0,05, un error beta de 0,20 y una diferencia del tamaño del efecto en la incidencia de caídas del 30%.

La inclusión en el estudio fue voluntaria, obteniendo previamente por escrito el consentimiento informado. El proyecto fue aprobado por el Comité Ético de Investigación Clínica del Área de Salud de Cuenca.

No se realizó ningún tipo de enmascaramiento. Tampoco se realizó evaluación ciega por terceros, ya que los resultados fueron recogidos por uno de los investigadores, el cual conocía el grupo de pertenencia de los sujetos.

Con el fin de evaluar la homogeneidad de los grupos, además de las variables sociodemográficas se recogieron mediante diversos cuestionarios la situación funcional, cognitiva y afectiva de los participantes, mediante el Índice de Barthel, el cuestionario abreviado de Pfeiffer y la escala de depresión de Yesavage. Con el test de Tinetti se evaluó el equilibrio estático y dinámico. También se registró el índice Karnofsky. Se estimó el miedo a la caída a través de una encuesta (miedo nulo, moderado, alto o muy alto) y se registraron las cifras de TA con medidas esfingomanométricas estandarizadas, la frecuencia cardiaca (FC), el índice de masa corporal (IMC) y la agudeza visual (AV). Se consignó si habían sufrido alguna caída en el año anterior al estudio. También se recogieron los antecedentes médico-quirúrgicos y el tratamiento farmacológico habitual.

Durante el transcurso de 9 meses, en el grupo de intervención los instructores de Taiji impartieron clases de una hora de duración, dos veces por semana. En cada sesión se realizaron una serie de ejercicios de calentamiento de aproximadamente 15 minutos y posteriormente se practicaron los movimientos registrados en la tabla de Taiji. En el grupo control se proporcionó a los ancianos recomendaciones para la prevención de caídas, consejos dietéticos, nutricionales e higiene para la salud, pero no se les facilitaron instrucciones formales sobre la práctica de ejercicio.

Durante 9 meses, con frecuencia semanal, el investigador principal recogió mediante entrevista personal el número de caídas, la presentación de fracturas, el número de tropiezos y las pérdidas de equilibrio, en ambos grupos. Definimos caída como "el cambio brusco no intencionado desde postura en bipedestación hasta el suelo o plano inferior, con o sin pérdida de conciencia, relatado por el afectado o por un testigo". Se consideró tropiezo como "dar con los pies en algún estorbo que lo situara en riesgo de caída" y desequilibrios las "pérdidas momentáneas de estabilidad en la postura desde la bipedestación, sin llegar a caer al suelo".

Se realizó un análisis por intención de tratar, asignando a los sujetos perdidos los valores de la última observación disponible (locf). El estudio estadístico se realizó mediante el test t de Student para comparar las medias de dos muestras independientes y la U de Mann-Whitney para valorar la asociación estadística entre variables cuantitativas. Para determinar la asociación estadística entre las variables cualitativas dicotómicas se utilizó el test de chi-cuadrado. La fuerza de asociación se determinó mediante la razón de riesgo (RR), la reducción del riesgo (RAR) y el número de sujetos necesarios a tratar para evitar un evento negativo (NNT). El análisis estadístico se realizó con el programa SPSS para Windows en su versión 14.0.

RESULTADOS

Concurrió homogeneidad en ambos grupos respecto a las variables consideradas, excepto en la incidencia de caídas en el año previo al estudio: 16 (31,4%) en el grupo de Taiji y 5 (11,6%) en el grupo control (p<0,02).

Tras los nueve meses de seguimiento, se encontró una disminución significativa de la incidencia de caídas (p = 0,03), fracturas (p < 0,02), tropiezos (p = 0,04) y pérdidas de equilibrio (p = 0,02) en los pacientes el grupo de intervención.

Durante el periodo de estudio fallecieron 4 participantes, 1 en el grupo de Taiji y 3 en los controles, resultando no significativa la diferencia. No se produjo ningún efecto adverso durante el desarrollo del estudio.

DISCUSIÓN

Los resultados de este estudio demostraron que la práctica de Taiji en ancianos institucionalizados disminuye el riesgo de tropiezos, caídas y pérdidas de equilibrio de forma significativa.

En nuestra opinión, la reducción en la incidencia de estos eventos es de especial relevancia, dado que los desequilibrios y los tropiezos suponen un riesgo potencial de caídas. También encontramos que la gravedad de las caídas fue menor, ya que los ancianos del grupo Taiji no sufrieron ninguna fractura, mientras que el 11,6% de las caídas de los controles tuvieron como resultado alguna lesión ósea. Este hecho cobra especial importancia en lo que se refiere a la calidad de vida y la capacidad funcional de los ancianos.

Los grupos eran homogéneos en todos los parámetros evaluados al inicio del estudio, salvo un mayor porcentaje de caídas, en el año previo al estudio, en el grupo de Taiji con respecto al control, lo que podría evidenciar una mejoría física aún mayor en el grupo de Taiji si consideramos que las caídas previas son un factor de riesgo para nuevas caídas, aunque este hecho pudiera deberse también a la aleatorización por grupos.

En el ensayo clínico prospectivo randomizado Atlanta FICSIT (Frailty and Injuries: Cooperative Studies of Intervention Techniques), Wolf demostró que la práctica de 10 de los 108 movimientos de la tabla de Taiji, en ancianos mayores de 70 años que vivían en la comunidad, durante un periodo de 15 semanas, suponía una reducción del riesgo de caídas con respecto a los controles del 47%, con una Razón de Riesgo de 0,51 (IC 95%: 0,36-0,37). Sin embargo, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en un estudio posterior que trataba de determinar el efecto de la práctica de dos horas semanales de Taiji, durante 48 semanas, por ancianos que cumplían algunos criterios de fragilidad, en comparación con un grupo control que recibía clases de educación para la salud. Los eventos de caídas eran recogidos a través de postales que los accidentados debían remitir a los investigadores. En cambio en nuestro estudio, con un seguimiento de 9 meses, las caídas fueron registrándose mediante entrevistas semanales con los ancianos, para evitar sesgos por fallos mnésicos o por desidia en los participantes. Wolf no encontró diferencias en cuanto a la gravedad de las caídas, a diferencia de lo hallado en nuestros resultados. Tampoco en estudios previos se han evaluado los tropiezos ni desequilibrios.

Por las características de nuestra intervención, no fue posible obviamente el enmascaramiento a doble ciego. Tampoco se realizó evaluación ciega por terceros debido a las limitaciones económicas y de recursos del estudio. No se realizó aleatorización individual, también debido a la limitación de recursos humanos y materiales.

La mejora en la función física producida por el Taiji sugiere la necesidad de considerar la extensión de esta práctica de ejercicio como estrategia para promover la autonomía de los ancianos. Desde un punto de vista de salud pública, el Taiji es una herramienta barata y eficaz en la reducción del riesgo de caída y minimiza el declinar físico de los ancianos, produciendo una clara mejora en su calidad de vida.

En conclusión, la práctica de Taiji probablemente es eficaz en la disminución de la incidencia de tropiezos, pérdidas de equilibrio, caídas y consecuencias de las mismas en los ancianos institucionalizados. Para afianzar esta conclusión sería importante realizar un ensayo clínico con aleatorización individual y evaluación ciega por terceros.